Mathieu, central corrector de Luis Enrique

Después de tantos rumores, rebeldía incluida de Mathieu, ya forma parte del Barcelona. La experiencia y el conocimiento de la Liga BBVA parece que han sido factores decisivos para elegir al central francés. Se reencontrará con su ex compañero en la banda izquierda del Valencia, es decir, Jordi Alba. Cubrirá probablemente la posicion de central izquierdo, posición que está huérfana en el conjunto de Luis Enrique.

La carrera futbolística de Mathieu tiene tres puntos de inflexión importantes: Sochaux, Toulouse y Valencia. Los dos primeros equipos fueron claves para que fuera conocido y respetado en la liga francesa. En aquella época, Mathieu era extremo izquierdo gracias a su potencia sumada a su buena capacidad para habilitar centros a los delanteros. En el Valencia también empezó en la posición de extremo izquierdo, pero la explosión de Jordi Alba y una lesión le hicieron recular al lateral izquierdo. En esa posición explota todas sus cualidades, contundencia defensiva y la banda entera para sorprender en ataque.

Sin embargo, el tendón de Aquiles ha provocado una nueva transformación en la posición de Mathieu. Lleva varios años con serios problemas en esa zona y de central sufre menos esas dolencias porque no necesita correr tanto. La idea del Barcelona es que Mathieu sea el corrector de Jordi Alba. El lateral internacional sufre ante delanteros corpulentos y Mathieu puede cubrirle la espalda de forma expeditiva. El central francés también puede intentar paliar uno de los grandes déficits del conjunto blaugrana, la defensa de jugadas a balón parado.

El precio de su fichaje ha creado bastante controversia en el entorno del club catalán. En función de su rendimiento, acabará siendo caro o barato su fichaje. En las últimas temporadas, ha estado varios meses en el dique seco por la misma lesión (tendón de Aquiles). Creo que no es la solución definitiva al problema del central en el Camp Nou, pero sí puede ser un jugador complementario para Luis Enrique. Mathieu deberá controlar su excesiva contundencia en ocasiones porque en más de una ocasión puede jugarle una mala pasada.